domingo, 7 de febrero de 2021

Entrevista a Víctor Mazzi

Entrevista a Víctor Mazzi[1]

La poesía del proletariado

 


Por Ricardo Gonzáles Vigil

 

¿Qué entiende usted por poesía proletaria?

La poesía proletaria exterioriza una concepción y una perspectiva estético-ideológica que corresponde al proletariado ya que expresa las experiencias de la clase obrera. Hay que tener en cuenta que todos los escritores que se han denominado “literatos nacionales”, en realidad, no encarnan a la mayoría. Bien sabemos que los sentimientos son comunes a todas las personas, pero las características son diferentes y perfilan una fisonomía clasista. Como muestra pensemos que cuando un familiar de un proletario muere, este se pone a llorar con una desesperación y angustia que no se puede permitir en otras clases; entre las clases burguesas la muerte tiene un sentido de apariencia, es decir el deudo se pone a decepcionar los pésames y a mantener las apariencias en todo. Lo mismo ocurre en el amor, en el dolor; sus características determinan el apartamiento de las clases. Todo esto exige que la clase trabajadora tenga sus aedas que trasunten sus sentimientos y los hagan accesibles a la gente que conforma la clase proletaria, ya que la poesía en boga o más publicitada no es accesible a las masas.

 

¿El concepto de proletariado incluiría al campesinado, ya que la gran mayoría de peruanos siguen siendo campesinos?

Las expresiones del campo no son las de la ciudad. La poesía proletaria trae una conciencia de clase y la poesía indigenista, como nos la recuerda Mariátegui, no fue hecha por indígenas, en cambio, la poesía proletaria es hecha por los mismos obreros.

 

Pero en su antología incluye poetas que no son de extracción obrera y que no han transcurrido su vida en oficios proletarios.

El poeta es proletario por extracción o por posición. Si adopta la conciencia de clase, está inmerso en los problemas del proletariado. Existiría pues un proletariado fabril y un proletariado intelectual.

 

¿Es lo mismo hablar de poesía proletaria y poesía revolucionaria?

Bueno, en algunos aspectos sí, porque no puede estar alejada de la acción política, pero no se puede identificar la poesía proletaria con la poesía política. La poesía política siempre trasunta una expresión partidaria; la poesía proletaria en cambio, sin dejar de ser política, no se identifica con una actitud partidarista sino con las necesidades de expresión de la clase obrera.

 

Etapas de la poesía proletaria peruana

 

¿Cómo logró determinar la existencia de “anticipadores” y de “cursores” de la poesía proletaria peruana, de acuerdo al esquema que presenta Ud. en su antología?

En principio, soy un estudioso de la literatura peruana. El proletariado no ha existido solamente a partir de la revolución industrial, sino desde mucho antes (tenemos el movimiento de Espartaco 80 años antes de Cristo, en el que intervinieron albañiles, pescadores, es decir hombres pertenecientes al proletariado sin saberlo). Al estudiar las obras y las biografías de Juan del Valle y Caviedes, Gabriel Aguilar y Nalvarte, y Constantino Carrasco me di cuenta de que eran precursores de la literatura proletaria; Caviedes, por ejemplo, había sido un obrero, aunque claro en esa época no estaba sistematizada la noción de clase. En cuanto a los cursores, observé que se había escrito mucho sobre el proletariado en 1912; uno de los textos que recuerdo es una oda a los obreros escrita por José Gálvez Barrenechea. Este poema no tenía una visión total de lo que es el proletariado. Lo mismo ocurre con la generación de 1920, con Serafín Delmar, Magda Portal, Nicanor de la Fuente y otros que trataron de hacer una poesía cercana a la visión de la clase obrera, pero no lograron penetrar a fondo en la actividad y sentimientos de la clase trabajadora peruana. Todo esto me hace hablar de cursores a partir de los postulados estéticos y políticos que trazó José Carlos Mariátegui y más profundamente César Vallejo; si bien ellos no fueron obreros, estuvieron al servicio de la ideología de la clase obrera y, por lo tanto, son proletarios por posición.

 

La mayoría de los autores posteriores han participado en el Grupo Intelectual “Primero de Mayo”. ¿Cómo se gestó esta asociación?

Podemos decir que en Chosica se originó la idea de reunir a los escritores de la clase obrera, dado que acá nos encontramos tres trabajadores que hacíamos versos: José Guerra Peñaloza, Carlos Loayza y yo; en 1947 ya trazamos un esbozo de lo que podría ser más tarde la poesía proletaria. Luego fui a trabajar a Paucartambo, donde me encontré con escritores obreros y en 1950 instituimos el grupo “Tierra y Libertad”, con Víctor Ladera Prieto, Eusebio Arias Vivanco, Sócrates Morales y otros. Después pudimos reencontrarnos en 1956 en Lima, y conocimos a otros escritores como Leoncio Bueno y dimos fundación al Grupo Intelectual “Primero de Mayo”. Se elaboró un programa de principios que está vigente. Actualmente agrupa a 35 escritores, 13 de ellos bastantes jóvenes. Tenemos filiales en Tacna, Cusco, Piura, Chiclayo, Jauja, Huancayo, y otras ciudades del país. El Grupo “Primero de Mayo” ha leído una serie de autores que le crearon la conciencia de una corriente proletaria; el grupo Boedo de Argentina, diversos autores latinoamericanos y norteamericanos cercanos a la clase obrera, los poetas obreros españoles –entre ellos, la figura de Miguel Hernández-. Y creo que es la primera vez que una entidad se ha logrado mantener, porque el grupo Boedo no duró más de diez años. Estamos en constante correspondencia con escritores obreros de otros países.

 


POESIA AL TRABAJO

Porque somos

lo que por nosotros somos

en cada jornada diaria,

porque estamos

cuan presto estamos llenos

de dolor y de ternura,

porque luchamos

donde luchamos por la conquista

del pan y la belleza,

porque pensamos

lo que pensamos de esta sociedad

dividida en clases,

porque tenemos

el orgullo que tenemos de ser

sostenedores del orbe,

porque soñamos

con lo que realmente soñamos

por un futuro no lejano

y porque no olvidamos

a nuestros compañeros caídos

en la brega y el combate,

y pongámonos de pie

para celebrar el día nuestro

(Pero entonando LA INTERNACIONAL)

 

LA HUELGA

 

La huelga,

compañero,

no es ponerse a mirar la luna

ni entrecerrar los párpados

esperando el maná del cielo.

 

La huelga,

miradlo,

es una boca enorme de clamores,

el pecho dispuesto a la lid

entre un bosque de pancartas.

 

La huelga,

compañero,

no es pedir centavos por caridad

ni regatear algunas migajas

a la tenebrosa voluntad del amo.

 

La huelga,

decidlo,

es un muro de voces coléricas,

un levantamiento de puños

y una toma de calles y plazas.

 

La huelga,

camarada,

es una poderosa arma del pueblo.



[1] Entrevista realizada el 6 de marzo de 1977.

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