Entrevista a Efraín Morote Best[1]
Cultura popular,
cultura andina y tradiciones populares
Por Alejandro Melgar
Dr. Morote, ¿Cuáles son las diferencias
que hay entre folklore, cultura popular y cultura andina?
Ud. me habla de tres categorías
distintas y vinculadas, ninguna de ellas unívoca. El término folklore expresa dos conceptos básicos diferentes
y complementarios. De un lado, designa el conjunto de valores espirituales y materiales
fruto de la vicisitud histórica del Pueblo; del Pueblo con mayúscula, es decir,
de la clase social productora y despojada; de otro lado, nombra a la ciencia histórico-social
específica que trata de determinar las leyes de surgimiento, desarrollo y extinción
de esos valores espirituales y materiales, real o aparentemente fiadores de la existencia
humana, pero, en todo caso integrantes de aquel patrimonio histórico-social conocido
también con el nombre de tradiciones populares.
Al decir "dos conceptos
básicos", estoy advirtiendo que hay otras significaciones. Cierto sector social,
por ejemplo, utiliza el vocablo folklore o su derivado: folklórico para señalar
lo ridículo, lo grotesco, lo tosco, y deslucido en la conducta, el lenguaje y hasta
la apariencia exterior de individuos de su propia camada. Aquí, en el fondo, se
trata de un giro especial en el modo de hablar (y, desde luego, de pensar) de ese
vulgo pequeño burgués cuasialfabeto o parailustrado que disfraza su miedo al Pueblo,
con la burla y el menosprecio. Es un asunto de mentalidad de clase, de clase social.
Cultura Popular, locución que
no me es de uso, entiendo que significa el conjunto de valores más o menos democráticas
y socialistas de las masas explotadas y oprimidas, en contraposición con la cultura
burguesa (o en nuestro caso, feudal-burguesa) dominante, que busca la perpetuación
de sus ventajas basadas en la injusticia social y que, con tal propósito, utiliza,
con idéntico denuedo, el pupitre o la cátedra, la tribuna o el confesionario, el
púlpito o el libro, el periódico o la televisión, el soborno o el asesinato. En
este sentido, la expresión cultura popular tiene para mí ciertas connotaciones político-sociales,
como el término folklore las suyas estrictamente científicas o zafiamente vulgares.
Cultura andina es, según percibo,
una categoría en desarrollo; una categoría instrumental tendente a abstraer lo que
de nativo común o compartido hay en lo diverso de los valores espirituales y materiales
del área geográfica-histórico-social a la que alude.
Resulta obvio que al transmitirle
estas ideas asumo una posición, lo que significa que hay otras que advierten la
multivocidad.
¿Qué relación halla usted entre
folklore y cambio social?
El folklore es una disciplina
histórico-proyectiva. Estudia cosas vivas venidas de tiempos muertos, pero las estudia
no para regodearse con la contemplación de ellas o con un sistemático examen y quedarse
allí, sino para junto con otras disciplinas contribuir al aceleramiento del cambio
social.
El cambio, todos lo sabemos, es el salto de una fase de desarrollo social de la sociedad de clases a
otra, cualitativamente superior. Este proceso, sometido a leyes, puede adelantarse o retrasarse, pero es necesario, vale
decir, ineludible. Se retrasa, por lo común, debido al poco desarrollo de la fuerzas
productivas y a la resistencia que opone la clase reaccionaria utilizando mil medios,
principalmente los criminales, ya que su aspiración suprema es evitar el paso del
poder de sus manos a las del pueblo. Se acelera con el desarrollo de esas fuerzas productivas, con la maduración de la
conciencia social, con el agudizamiento de las injustas relaciones de producción,
con la adicción de la ferocidad represiva del Estado, en cuyo caso, como es normal
que suceda, la lucha de clases deviene en violencia abierta que acaba cabal y definitivamente
con la clase explotadora y su enorme maquinaria represiva expresada en las órganos
del Estado reaccionario.
Si el folklore es una disciplina
histórica-proyectiva que, precisamente, estudia el patrimonio del pueblo, si el
cambio social es un paso tajante y necesario de una vieja calidad a otra nueva;
si ese tránsito puede adelantarse o retrasarse en su advenimiento y si el sector
positivo del patrimonio popular es parte de las armas que el pueblo pone al servicio
de su lucha de liberación; si todo esto acontece, como es cierto que es así, el
vínculo entre folklore y cambio social se hace muy visible.
El correcto manejo del patrimonio
tradicional del pueblo puede contribuir, y contribuye, al aceleramiento del proceso;
el incorrecto manejo, a su retraso.
Pero algo más, y muy importante:
producido el cambio social, las tradiciones populares purificadas por una concepción
científica del mundo, sirven para descubrir y mostrar la genuina identidad nacional;
identidad totalmente alejada del nacionalismo chauvinista, patriotero, y siempre
tragicómico que la reacción emplea como otra arma de lucha, esta vez para engañar,
para confundir.
Nosotros, dije alguna vez, solo
podemos ser nosotros mismos; pero también somos la Humanidad; una Humanidad que
se enriquecerá con nuestras peculiaridades fuertes, útiles, honradas, hermosas y
se deleitará auténticamente con ellas.
Usted tiene un trabajo publicado
sobre Antropología en el que sostiene la existencia de cinco principios...
Entiendo que se refiere al discurso
sobre la Antropología. La primera edición se la hizo en Huamanga, la segunda en
Huancayo, en las facultades de ciencias sociales de las universidades respectivas.
Sostengo cinco proposiciones
que enuncian otros tantos principios de las ciencias histórico-sociales: los de
Unidad, Compromiso, Identificación, Definición y Acción, que, al final, se resumen
en una fórmula: Las ciencias sociales son ciencias altamente comprometidas y sus
labradores sirven, explícita o implícitamente, las causas del inmovilismo, de la
reforma o del cambio, debiendo anotarse que el inmovilismo es una forma de necrofilia
con cada vez más escasos adictos y que el reformismo es una costurería remendataria
de ineficacia probada. Yo, desde luego, me defino por el cambio. No puede ser de
otra manera, si vivo en el país en el que vivo; un país injustamente desdichado,
pero en cuyo brillante futuro confío.
También tiene otras publicaciones...
Sí; cerca de cien trabajos publicados
aquí y allá, con buena fortuna o sin ella. Estos trabajos aparecen en libros, folletos,
revistas y alguna enciclopedia. Pero, tal vez, lo que más interesa es lo que hoy
se hace que lo que ayer se hizo.
¿Qué nos puede decir sobre Ayacucho,
nuestra tierra?
Sigo viéndola como una víctima
propiciatoria del cambio social en el Perú, en América y en los pueblos pobres del
mundo.
Algunas palabras finales para
la juventud.
... Solo puedo,
o, más bien, debo dirigirme a la juventud peruana que, desde el lugar donde se halle,
entrega sus energías, y a veces su propia vida, a la lucha por el cambio, que trae
la liberación nacional, el progreso social y la paz: que aquilate muy seriamente
su enorme tarea, puesto que esa es la única manera de pagar con buena moneda la
gran deuda que contrajo al haber nacido ahora, y aquí. Vivimos en un país inverosímil,
que merece ser redimido. Que puede ser redimido. Que debe ser redimido. Que, a pesar
de todo, será redimido.
EFRAÍN MOROTE BEST (1921 – 1991)
Nace
en Ayacucho un 8 de julio de 1921, fue un estudioso del folklore peruano. Y reconocido
como uno de los precursores de la antropología peruana.
Nació
en la ciudad de Huamanga (Ayacucho). Fue su lengua materna el inglés o el
francés. Siendo adulto, se trasladó al Cusco para estudiar en la Universidad de
San Antonio Abad de dicha ciudad, donde obtuvo los grados académicos de
bachiller en Humanidades y de doctor en Historia. Luego estudió Derecho en las
Universidades Nacionales de Arequipa y Trujillo.
Entre
los cargos que en vida tuvo, podemos mencionar que fue director de la revista
Tradición, catedrático de folclore de la Universidad, presidente de la Sociedad
Peruana de Folklore, coordinador de las Escuelas Bilingües del Ministerio
Pública, Rector de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, personero
del Consejo Inter Universitario y luego delegado del CONUP para la reorganización
de la Universidad Nacional del Centro del Perú en Huancayo, etc.
Realizó
una infatigable labor de investigación folclórica y de rescate de tradiciones
populares en muchos puntos del territorio peruano. Como prueba de ello, dejó un
valioso registro de publicaciones y trabajos de recolección y análisis. Resulta
particularmente encomiable la rigurosidad científica con la que llevó a cabo
sus proyectos.
Fuente: http://miguel.guzman.free.fr/Runapacha/entrevistamorote.htm
DECÍA
EL DR. MOROTE QUE A LA UNIVERSIDAD “SE VIENE A ENRIQUECERLA Y NO A
ENRIQUECERSE, A PAGAR DEUDAS Y NO A COBRARLAS, A SEMBRAR Y NO A COSECHAR”.
JAMÁS DESCUIDÓ LA ENSEÑANZA-APRENDIZAJE EN LAS
AULAS UNIVERSITARIAS...
Tuvo altos cargos en 28 instituciones
académicas de América, Europa y Asia (como presidente honorario, presidente
académico de orden, miembro honorario, miembro correspondiente, etc.) y ha
dictado cursos y conferencias magistrales en representación del Perú en esos
tres continentes.
Vivió una infancia en
una época de honda depresión económica; por motivos familiares, tuvo contacto
con los campesinos pauperizados, su primera lengua es el quechua y no el
español, los campesinos fueron sus primeros maestros. Estuvo influenciado por el
Neoindigenismo en el Cusco; orientado básicamente hacia el folklore; por
intelectuales de la época como el maestro el Dr. Víctor Navarro del Águila, los
incesantes diálogos con él y con sus compañeros del Grupo Guamán Poma, primero,
y del Grupo Tradición, después, las ansiosas lecturas de fuentes escritas sobre
la historia de América y del mundo; de obras de Filosofía, de Antropología, de
Sociología, de Economía y de abundante gama de obras literarias de diversos
países y épocas, fue ampliando su visión del mundo. También asumió la cátedra
de Folklore en la Universidad San Antonio Abad del Cusco.
EN OTRO MOMENTO LO VEMOS
LIGADO ESTRECHAMENTE CON LA ENORME RESPONSABILIDAD EN LA CONSTRUCCIÓN, EL
DESARROLLO, EL FORTALECIMIENTO Y LA DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD. Esta tarea no
fue nada fácil, pues la Universidad de Huamanga, desde el momento de reiniciar
sus funciones académicas, se debatió en una lucha constante por los magros
presupuestos asignados por el Estado y la permanente satanización que atentaba
contra el funcionamiento de esta Universidad. Durante los diez años insistió
duramente a quienes querían servirse de ella y no servirla.
DECÍA EL DR. MOROTE QUE
A LA UNIVERSIDAD “SE VIENE A ENRIQUECERLA Y NO A ENRIQUECERSE, A PAGAR DEUDAS Y
NO A COBRARLAS, A SEMBRAR Y NO A COSECHAR”. JAMÁS DESCUIDÓ LA
ENSEÑANZA-APRENDIZAJE EN LAS AULAS UNIVERSITARIAS.
Tuvo a su cargo, de
acuerdo a los planes de estudio, las asignaturas de Folklore, de Metodología y
Etnología Amazónica, entre otras. Se pronunció contra la utilización de la
cátedra para conseguir posiciones políticas o fortunas personales; en fin,
remarco que la Universidad no tiene sentido el “favor”, “el regalo”, la
“recomendación”.
APORTES AL FOLKLORE. Su
aporte es al conocimiento de la cultura popular, a la historia oral y escrita
de nuestros pueblos, así como al desarrollo conceptual de las Ciencias Sociales
y en especial del Folklore, donde nos dice: EL FOLKLORE “ES UN SECTOR
ESPECÍFICO DE LAS CIENCIAS HISTÓRICO-SOCIALES QUE BUSCA DETERMINAR LAS LEYES DE
SURGIMIENTO, DESARROLLO Y EXTINCIÓN DE LAS TRADICIONES POPULARES”.
ES DESTACABLE LOS SEIS
PRINCIPIOS QUE RIGEN EN EL CAMPO DE ESTAS CIENCIAS; DEBEN SER ARTICULADAS: EL
PRINCIPIO DE UNIDAD, EL PRINCIPIO DE COMPROMISO, EL PRINCIPIO DE CLASE, EL PRINCIPIO
DE IDENTIFICACIÓN, EL PRINCIPIO DE DEFINICIÓN Y EL PRINCIPIO DE ACCIÓN. SU
PREOCUPACIÓN EN EL FOLKLORE PASÓ POR EL TRABAJO DE REGISTRAR, CLASIFICAR,
ANALIZAR, INTERPRETAR, Y GENERALIZAR EXPRESIONES Y ESENCIAS DE LA CULTURA.
PARTICIPÓ ACTIVAMENTE EN LOS CONGRESOS DE FOLKLORE.
PRODUCCIÓN INTELECTUAL
Fue parte de ese movimiento cultural que surgió en el Cusco en la década del 50
con la revista Tradición, órgano del Grupo Tradición del Perú, la Sociedad
peruana de folklore, que edito también su Boletín y después los Archivos
Peruanos de Folklore y organizó el Comité Permanente de Conceptualización en
Folklore.
Su producción
intelectual está en sus obras publicadas y de recopilación: Aldeas Sumergidas,
Pueblo y Universidad y El Nakaq.
El Dr. Efraín Morote Best
pertenece a la gran familia de los más distinguidos intelectuales del mundo
peruano y latinoamericano, como lo son José María Arguedas, Cesar Guardia
Mayorga, Josafat Roel Pineda, Luís E. Valcárcel, Juan José Vega, Rodrigo
Montoya, Mildred Merino, Manuel Acosta Ojeda y entre otros estudiosos del
Folclore. El maestro dejó de pensar el 7 de abril de 1989.
_________________________________________
*
Extraído del Libro “Pueblo y Universidad” por Víctor Huaylla Quispe.
[1] El 12 de julio de
1987, el diario "Cambio", en Lima, publicó la entrevista que
Alejandro Melgar hiciera al Dr. Efraín Morote Best, y que a continuación
extractamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario