La diferencia entre un pintor y un
Artista, radica en que el pintor pinta
para vender y el Artista, vende lo que
pinta.”
- Picasso –
En el campo de las
Artes Plásticas hay una gran confusión o equívoco sobre lo que es Arte y lo que
es pintura. Se suele llamar Arte a toda pintura bien realizada, y Artista, a
todo aquel que pinte bajo ciertos cánones estéticos. Toda pintura bien
realizada no es Arte, como tampoco todo pintor es necesariamente un Artista. La
repuesta del genial malagueño (del epígrafe) es clara y contundente, al definir
la marcada diferencia que existe entre pintura y Arte, y sobretodo, entre
pintor y Artista. Tema poco entendido en nuestro medio, cuya finalidad tiene
que ver con los grandes intereses económicos y políticos que rigen el mundo;
intereses ajenos a los de la gran mayoría de ciudadanos. Por otro lado, el Arte
es una gran herramienta cultural y social que crea conciencia, despierta
inteligencias y eleva ideales que ayudan a la transformación del hombre y de su
destino. “Es un arma mortal contra el enemigo” acota Picasso. A través de la historia, los grandes y verdaderos Artistas
han demostrado su gran preocupación por el hombre y su entorno social,
evidenciaron que la esencia del Arte es completamente humana, y que el
sentimiento, la pasión van de la mano con la verdad y la belleza; y éstas con
el más alto grado de ejecución estética posible. Además, que el contenido y la
forma crean una unidad indisoluble y justa, germen de toda gran obra.
Muchos de estos
grandes Artistas pagaron un altísimo precio por esta sublime entrega, pagaron
con sangre, sudor e inclusive con su vida el atreverse a dejarnos el fruto más
sagrado de su sensibilidad e interioridad. Muchos fueron también los que
vivieron y murieron con la pobreza y el olvido de sobremesa: Whitman,
Poe, Vallejo, Van Gogh, Rembrandt, Modiglianni, Kathe kollwitz, etc, etc, son
algunos ejemplos feacientes. Pero, sobreponiéndose a todo drama personal
emergieron con la luz y la esperanza para cumplir a cabalidad con esa
sacratísima misión la de entregar un arte humano y verdadero a toda la
humanidad, especialmente a los más necesitados.
Por ese enorme
poder que concentra el Arte y las fuerzas valorativas de conciencia que
despliegan, tratan de castrarlo alejándolo de toda condición humana y
sobretodo, arrebatarle y quebrarle su perspectiva histórica y social;
deshumanizándolo y convirtiéndolo en un simple objeto mercantil. Muchas de
estas pinturas que hoy se motejan de “Arte”, no son más que pinturas primorosamente
“bien pintadas”, Elaboradas con el mayor esmero y dedicación para ser vendidas,
algunas veces a altísimo precio en el mercado de pinturas o en las grandes y
lujosas galerías comerciales. Todas tienen el mismo patrón o parámetro:
decorativas, imitativas, repetitivas, a lo sumo demuestran un preciosísimo
alarde técnico, un malabarismo estético, frio, como servidas para el gusto
burgués, donde la intensidad el espíritu, y la vida, brillan por su ausencia.
Triste papel el que desempeñan estas pinturas: el de llenar un espacio o
decorar un ambiente. Y quienes los pintan, no carecen de talento, al contrario,
algunos son muy talentosos, de ahí que son escogidos por el sistema reinante y
dominante para extender su plan de embrutecimiento y desvío social ,contando
para ello, con un bien armado aparato de difusión y promoción para estas
pinturas: ”críticos de Arte”, curadores, marchands ( comerciantes de pinturas),
periodistas, galerías, etc. para brindar todo tipo de proyección a sus pintores
y una vida halagada y placentera, ajena a toda realidad nacional y mundial,
todo a cambio de un dulce y dorado vasallaje
Otro rasgo visible
en estos pintores es la de imitar estilos foráneos, ajenos a nuestra identidad.
Poco o nada hay en sus pinturas que identifique a nuestro país (como siempre lo
han hecho y siguen haciendo pintores de todo el mundo) hay algunos que apuestan
hacia una reminiscencia inca o precolombina, nada realista, nada actual, todo
difuso, abstracto. Y, ¿qué hay de nuestros hombres, mujeres, niños, ancianos
que habitan nuestros pueblos? Simplemente no existen, están ignorados,
invisibilizados. ¿Qué hay de sus sueños, de sus anhelos, de sus luchas? ¡Nada!
Igual sucede con nuestros “Artistas” de la hermosa y cautivante región
selvática, tan rica y maravillosa en humanidad. La gran mayoría pinta
lo exótico, los mitos y leyendas, poblados de árboles, serpientes, jaguares,
aves, etc., hombres con rasgos europeos, mujeres como misses exuberantes y
sensuales, todo listo para la venta, el mercado, el aplauso, la vanidad. ¿Y, en
dónde están los pobladores, las comunidades nativas y los demás
habitantes?
He aquí a los
“Artistas” y el “Arte” que este sistema coorporativo, consumista, burgués y
antinaciolista nos presentta como “Arte auténtico”, siendo solo un “Arte
muerto, vacío y ajeno”. En esencia no es más que un “Arte decorativo”.
Lo que se exhibe
en las grandes e importantes galerías comerciales y otras instituciones del
estado es lo que en Europa se ha dado en llamar HAMPARTE, concepto creado y
acuñado por el pintor y docente español Antonio García Villarán, que proviene
acertadamente de la unión de las palabras HAMPA+ARTE= HAMPARTE, nada más
específico para denominar esta gran estafa de alto nivel institucionalizado en
el mundo. Hay silencio casi absoluto, casi todos callan, algunos por
complicidad y los demás, simplemente por ignorancia.
El nobel peruano /
español Mario Vargas Llosa lo había denunciado clara y abiertamente en una de
sus habituales columnas de “Piedra de toque” (1997), reproducido en el Dominical
del Comercio (12 de diciembre de 2010), entre otras cosas, ahí habla de lo nefasto y pueril que habían devenido
llegado las galerías y con ellas, las llamadas Bienales de Arte, cada vez más
insólitas y grotescas. Veamos sus palabras: “…En lo que a mí se refiere, yo
advertí que algo andaba podrido en el mundo del Arte…” y continuaba “…El único
criterio más o menos generalizado para las Obras de Arte en la actualidad no
tiene nada de artístico; es el impuesto por un mercado intervenido y manipulado
por mafias de galeristas y marchands (comerciante) y que de ninguna manera
revela gustos y sensibilidades estéticos, solo operaciones publicitarias de
relaciones públicas y en muchos casos, simples atracos. Hace más o menos un mes
visité, por cuarta vez en mi vida (pero ésta será la última) la Bienal de
Venecia. Estuve allí un par de horas creo, y al salir advertí que a ni uno solo
de todos los cuadros, esculturas y objetos que había visto
en la veintena de pabellones que recorrí, le hubiera abierto las puertas de mi
casa aunque me lo suplicara de rodillas.” ¿Qué espertento o idiotez habrá visto
(en una de las vitrinas de Arte más importante y connotada del mundo) este
representante convicto y confeso del neoliberalismo burgués y defensor acérrimo
de este nefasto sistema que le produjo tanta rabia y asco? Y ¿Qué esperar de
otras galerías del mundo e incluídas las nuestras?
Por otro lado,
siguiendo la ruta trazada por el Maestro Sabogal y los Indigenistas, y por
algunos Maestros a título personal como Urteaga, Pantigoso, Núñez Ureta,
Izquierdo, etc.; un grupo de pintores hemos apostado por un Arte nacional,
realista y humano. Un Arte vívido, que refleje ese inmenso y maravilloso mundo
que es el pueblo. Un arte sin disfraz ni doblez, limpio, puro y casi virgen. Y,
junto a nosotros, nos acompañan un sinnúmero de talentosos y entusiastas
jóvenes, todos con fé y esperanzas en un Arte nuevo, vigoroso y verdadero.
Todos creemos que el verdadero Arte está en las calles, cerca del corazón del
pueblo, que “las manos de un campesino son más hermosas que el Apolo del
Belvedere” como nos enseñara el genial Van Gogh. Hacer un Arte que conmueva,
que grite, que haga sentir y pensar, con la mayor calidad estética y técnica
posible, y que llegue a la mente y corazón de nuestro pueblo, y así cumplir con
ese precepto sagrado que nos enseñara el más universal de nuestros poetas,
César Vallejo: “Todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él.”
Por último, la
palabra y el concepto de Arte y Artista en nuestro medio están tan
tergiversados y desfigurados, que, por respeto a nuestro grandes y verdaderos
Artistas, personalmente, sin pizca de falsa modestia, opté desde un comienzo de
mi carrera por el título de pintor, que es el término con que me identifico
plenamente.
BRUNO PORTUGUEZ NOLASCO
Pintor
Chorrillos, mayo de 2020
Fuente: Revista Inkarri.